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September 4th, 2014

Negociando identidades colectivas para la acción social inclusiva y el cambio en Argentina

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Negociando identidades colectivas para la acción social inclusiva y el cambio en Argentina

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NaveEn este post, Navé Wald presenta el modelo de desarrollo social empleado por organizaciones campesinas e indígenas en Argentina. Estas organizaciones están trabajando para ratificar la identidad y formas de vida indígena/campesina, desafiando la marginación política, económica y social de las comunidades con las que trabajan. En este contexto, Wald argumenta que la negociación de las identidades colectivas dentro y fuera de las organizaciones es de vital importancia para mantener la unidad entre sus miembros.

Durante las últimas décadas la identidad indígena se ha convertido en una característica fundamental en la aparición de numerosos movimientos sociales de toda América Latina (CONAIE en Ecuador, EZLN en México y CIDOB en Bolivia, por nombrar solo algunos ejemplos). Este fenómeno ha sido especialmente notable en las zonas rurales debido a la asociación entre los productores pequeños propietarios agrícolas campesinos (minifundistas; campesinos) y lo indígena.

Otra razón importante ha sido la asociación entre las comunidades campesinas- indígenas y la marginación económica y social. En este proceso, la identidad “campesina”, que históricamente se ha vinculado a un marco basado en clases, haciendo hincapié en la identidad social de los productores, ha sido minimizada en favor de una identidad indígena que enfatiza aspectos étnico-culturales y se basa en un marco de derechos.

Argentina no es el país latinoamericano más obvio para examinar las relaciones entre los campesinos y las identidades colectivas indígenas dentro de la movilización social. Con solo el 2 por ciento de su población siendo indígena, Argentina es un país a menudo asociado con los agricultores familiares con capital y no con los productores campesinos. Lo que es menos conocido, sin embargo, es que hay un sector campesino en este país, especialmente en el norte, y que este sector es vibrante y combativo.

JujuyEjemplos interesantes de este tipo de organizaciones campesinas indígenas en Argentina son el Movimiento Campesino de Santiago del Estero – Vía Campesina (MOCASE – VC) y Red Puna y Quebrada (conocida como Red Puna). Estas organizaciones, de las provincias del noroeste de Santiago del Estero y Jujuy, respectivamente, son organizaciones regionales campesinas-indígenas en dos de las provincias más pobres y menos urbanizadas de Argentina. Ambas organizaciones son miembros del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) y del movimiento campesino internacional La Vía Campesina. Formadas en 1990 y 1995, estas organizaciones abordan las amenazas sobre el sustento así como la marginación de las comunidades campesinas en medio de la reestructuración neoliberal de la economía argentina. Ambas organizaciones están luchando para asegurar tenencia comunal de la tierra y mejorar el bienestar de sus comunidades participantes, así como por proporcionar experiencias interesantes y ricas de un modelo integral de desarrollo desde las organizaciones de base.

El punto de partida de este modelo es un análisis crítico del “subdesarrollo” y la marginación política, económica y social de los individuos y las comunidades. Mediante la creación de espacios económicos no capitalistas y espacios sociales no jerárquicos, este modelo trata de abordar simultáneamente la multiplicidad de desafíos que individuos y comunidades enfrentan para mejorar su bienestar. En los espacios económicos no capitalistas se da preferencia a la producción agro-ecológica, el comercio justo, una distribución más equitativa de la riqueza y la autonomía de los productores y los consumidores, y en los espacios sociales no jerárquicos la democracia radical y estructuras organizativas horizontales sirven como principios rectores.

“Goat milk dulce de leche: Products for food sovereignty; produced by campesinos Santiagueños”

Otro aspecto importante de este modelo es la revalidación de identidades y formas de vida indígena-campesina, las cuales desafían nociones sociales y económicas despectivas que asocian esta identidad con “atraso” e “ineficiencia”. En otras palabras, es un modelo politizado de desarrollo que tiene como objetivo generar un cambio por medio de la democracia directa y modos de producción más equitativos, cooperativos y sostenibles. Estos modos de producción se centran tanto en la producción de familias como en la producción y comercialización colectiva o comunal. Ejemplos de este tipo de iniciativas económicas colectivas incluyen la fabricación de queso, procesamiento de carne, tejido artesanal y la preparación de dulce de leche y otros dulces. Estas operaciones son gestionadas democráticamente por quienes participan en la producción.

Al trabajar con estas dos organizaciones se encontró que ambas hacen referencia a las identidades socio-culturales en la formulación de sus demandas y objetivos, pero que existe un punto de diferencia en su articulación de las identidades indígenas en relación a las campesinas. La composición de las comunidades rurales de Santiago del Estero es étnicamente más diversa que en la sierra de Jujuy. Por lo tanto, mientras que en Santiago del Estero algunas comunidades campesinas se auto-identifican como indígenas y otras no, en Jujuy prácticamente todas las comunidades rurales se auto-identifican como indígenas. La palabra campesino rara vez se menciona en Jujuy, al contrario que en Santiago del Estero, donde se utiliza con frecuencia. Esto es importante ya que puede suponer algunos desafíos políticos y de organización para la consolidación y el mantenimiento de un movimiento social efectivo. Dentro de este tipo de movimientos (por ejemplo, MNCI en Argentina y La Vía Campesina a nivel mundial), identidad y clase política precisan ser negociados con el fin de preservar y, preferentemente, fortalecer la unidad.

El papel de la identidad colectiva dentro de las organizaciones y movimientos sociales es aún de mayor magnitud para MOCASE – VC y Red Puna ya que ambas tienen un número de miembros que no son ni campesinos ni indígenas. ONG participaron en la movilización y formación de ambas organizaciones y en los años siguientes se disolvieron dentro de las organizaciones de base, con algunos de sus miembros convirtiéndose en miembros integrales del MOCASE – VC y Red Puna. Esta colaboración, donde individuos predominantemente no indígenas, de clase media, urbanos y educados a nivel universitario de clase se convirtieron en parte de las organizaciones campesinas-indígenas de base, es un fenómeno poco explorado dentro de los estudios de desarrollo, pero que tiene relevancia para las políticas de identidad como un instrumento político propicio. En primer lugar, hay una brecha de clase, o socioeconómica, que separa a los campesinos y a los activistas predominantemente de clase media. En segundo lugar, la importancia que estas organizaciones de base dan a la identidad indígena acentúa una división étnica en relación a los activistas a menudo no indígenas. Para superar estas diferencias individuos y los grupos tienen que construir un puente sobre la clase socioeconómica y las categorizaciones étnicas.

En esta colaboración, los activistas “expertos” traen conocimientos diversos en términos personal y profesional, así como habilidades que sirven para aumentar la autonomía de las organizaciones y les permiten orientar mejor los recursos y gestionar proyectos de desarrollo. Sin embargo, algunos miembros de otras organizaciones de campesinos indígenas han criticado la participación de estos activistas “foráneos” argumentando que ellos gestionan MOCASE – VC y Red Puna, una reclamación que fue rechazada por unanimidad por los miembros de estas últimas. En Santiago del Estero el papel de estos activistas también causó cierta tensión cuando uno de los organismos de desarrollo del Estado Federal exigió que sus expertos acompañaran la ejecución de proyectos de desarrollo, mientras que el MOCASE – VC sostenía que tiene la experiencia necesaria y por lo tanto no hay necesidad de involucrar expertos externos.

Por lo tanto, estas organizaciones rurales de base necesitan negociar no solo las identidades colectivas indígenas y campesinas sino también, aunque a un nivel diferente, la participación de los no- campesinos y activistas no indígenas. El principal reto de este aparente “problema” no está dentro de estas organizaciones sino fuera de ellas, con las personas y las instituciones externas, donde se cuestionaron temas de representación, legitimidad y autenticidad. MOCASE – VC y Red Puna son conscientes de estas cuestiones, pero para ellos trabajar hacia la reducción de estas brechas de identidad y ser inclusivos en sus luchas es valioso como medio y como fin.

Para saber más sobre éste y temas relacionados:

Wald, N. (2013). Politicising development in northwest Argentina: Peasant initiatives for integral change. Ph.D. dissertation, Department of Geography, University of Otago.
Wald, N. (2013). Bridging identity divides in current rural social mobilisation. Identities, 20(5): 598-615.

Este post se publicó anteriormente en el blog de Favelas@LSE

Aviso: los argumentos expuestos en este post son de los autores y no reflejan la postura de London School of Economics and Political Science.

Sobre el Autor

Navé Wald completó recientemente su doctorado en el Departamento de Geografía de la Universidad de Otago, Nueva Zelanda. Su trabajo se centra en temas de desarrollo rural y organizaciones de base. Su investigación examina la lucha de los campesinos marginados y organizaciones indígenas en el noroeste de Argentina para generar un cambio social, económico y ambiental integral.


Las opiniones expresadas en esta entrada pertenecen exclusivamente al autor y no deben ser tomadas como la opinión del Blog Favelas@LSE ni de LSE.

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Posted In: Society

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