El programa de Iván Duque podría resultar en una mayor concentración del poder tanto político como económico. Su énfasis en las industrias extractivas no responde a desafíos claves como la baja productividad, los bajos salarios y la desigualdad extrema, escribe Tobias Franz (Universidad de los Andes).
Uno de los miedos más grandes de muchos colombianos es que el país se convierta en una segunda Venezuela. Es decir, en un país con un Estado poco democrático y con una economía de baja productividad que solo es beneficiosa para aquellos que se alinean con el gobierno.
Este temor fue utilizado para atacar al candidato izquierdista Gustavo Petro durante los últimos días de la campaña para las elecciones presidenciales del 17 de junio del 2018, que desembocó en una victoria para el candidato uribista Iván Duque. Sin embargo, si se tiene en cuenta la distribución del poder en la sociedad colombiana y si se analizan con detenimiento las propuestas económicas de los dos candidatos, parece más probable que la victoria de Duque acerque a Colombia a un gobierno autoritario y a una economía fallida, como los que caracterizan la situación actual de Venezuela.
Concentración del poder político
La situación previa a la segunda vuelta presentaba una gran concentración de poder por parte del expresidente Álvaro Uribe y el Centro Democrático (CD), partido político de que Iván Duque forma parte. El CD no solo controlaba el poder legislativo, pues tiene mayorías en el Senado y en la Cámara de Representes, sino que también tenía gran influencia en el sistema judicial.
Con la victoria de Duque en las elecciones presidenciales, el CD pasa a controlar también el poder ejecutivo, debilitando el control entre las diferentes ramas de poder. Esta situación pone en peligro la institucionalidad democrática de Colombia.
Sin embargo, además de traer problemas asociados a la concentración de poder, el programa de Iván Duque también pone en duda la posibilidad de que el país confronte sus grandes problemas económicos.
Desafíos de la economía colombiana
- superar los cuellos de botella de la productividad
- la dependencia del crecimiento sectorial de bajos salarios
- problemas de desigualdad asociados con este modelo económico
Colombia, como la mayoría de los países de América Latina tiene muy bajos niveles de productividad. Después de la apertura económica de la década de 1990, las políticas públicas flexibilizaron el mercado laboral y las inversiones privadas se redujeron.
El crecimiento económico concentrado en sectores de bajos salarios y la concentración oligopolística llevaron a en una falta de competitividad industrial y a una baja productividad de la economía colombiana. En otras palabras, la economía puede operar con pocas compulsiones para el crecimiento de la productividad gracias a los bajos salarios y a la falta de incentivos para inversiones privadas en tecnología y trabajadores.
En lugar de enfrentar estos desafíos, el programa económico de Iván Duque se concentra en fomentar el crecimiento del sector minero y fortalecer el papel de la extracción de recursos naturales, lo cual no solo pone en peligro la biodiversidad y la sostenibilidad ecológica, sino que también tendría efectos negativos para la economía en el largo plazo.
El crecimiento basado en la extracción
En primer lugar, la concentración en un modelo de crecimiento basado en la extracción de los recursos naturales trae amenazas para la economía colombiana, dado que depende de las fluctuaciones de los precios en los mercados mundiales de productos primarios.
Dicha volatilidad de los precios aumenta la incertidumbre económica y limita las inversiones privadas, especialmente en actividades más riesgosas que potencialmente podrían generar crecimiento económico de alta productividad como, por ejemplo, en industrias manufactureras.
Además de los peligros de la volatilidad de los precios, y de la dependencia en los excedentes generados por la extracción del petróleo, del gas y del carbón, se corre el riesgo de desincentivar las inversiones capitalistas para la muy necesaria diversificación de la economía colombiana.
Debido a la alta rentabilidad de las actividades de extracción de recursos naturales, los actores privados que obtienen ganancias de estas actividades simplemente no van a ver razones para invertir en la diversificación de sus activos, lo cual tendría como resultado la continuación de la baja productividad de la economía colombiana.
En segundo lugar, la extracción a gran escala de las reservas de recursos naturales hace crecer la llegada de divisas extranjeras, lo cual resulta en la apreciación del peso. Esto hace que las exportaciones colombianas sean más caras y menos competitivas en el mercado mundial, lo que socavaría peligrosamente los sectores productivos de la economía nacional.
Esta es una situación típica en países como Venezuela, que tienen una gran dependencia en la explotación constante de los recursos naturales. Esta dependencia, por lo general, tiene efectos negativos para el desarrollo de otros sectores económicos.
Concentración del poder económico
Un tercer problema es la concentración del poder económico. Debido a la gran creación de excedentes a través de la extracción de recursos naturales, el poder relativo de los terratenientes y de las empresas mineras y petroleras aumentaría con respecto al de otros actores económicos. En Venezuela, esta concentración de capital y poder condujo a la ausencia de inversión en otros sectores de la economía.
El enfoque en actividades altamente rentables basadas en recursos naturales condujo a una situación económicamente insostenible en la cual los excedentes de capital ya no se usaban para invertir en la economía productiva, sino que se acumulaban como ganancias de capital improductivas. La falta de competencia industrial disminuye aún más los incentivos para reinvertir los excedentes de capital de la economía de recursos en la economía productiva.
Tal concentración de poder económico coincide con una concentración del poder político. La concentración del poder político y económico en manos de unos pocos socava el desarrollo de la capacidad del Estado de apoyar a sectores y actores que se encuentran fuera del dominio del poder, lo cual también tiene efectos negativos para el fomento de la competencia, algo muy necesario para la economía colombiana.
Sin capacidades estatales de incentivar las inversiones capitalistas en la tecnología y en los trabajadores — así exista una creencia neoliberal en la concentración de las ventajas comparativas globales — se socava aún más cualquier esfuerzo del Estado por lograr la diversificación económica y generar crecimiento en los sectores de productividad media y alta.
El programa de Petro
A diferencia de Iván Duque, que elige ignorar los peligros asociados a su agenda económica (también debido a los intereses privados y económicos de sus partidarios), el programa de Gustavo Petro mostraba un camino claro para superar los mayores desafíos que enfrenta la economía colombiana.
Su determinación de incentivar las inversiones privadas en los sectores productivos estratégicos, de desarrollar plenamente el potencial capitalista de Colombia y de promover activamente una diversificación de la economía ofrecía una alternativa económicamente viable. Sus planes económicos prometían generar inversiones en tecnología y en trabajo con salarios más altos, lo que también buscaba revertir la espiral descendente de salarios estancados y una productividad decreciente.
Pero con la victoria de Iván Duque, Colombia se dirige hacia un estado en el que el poder se concentrará aún más, las instituciones democráticas se verán socavadas y los potenciales económicos no se realizarán.
Notas:
• Las opiniones expuestas en este artículo son de los autores y no de la LSE
• Esté artículo fue actualizado el 20 de junio 2018 para tomar en cuenta la victoria de Duque
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Tobias Franz Que buen articulo sobre el pais y como se encuetra con el nuevo presidente, me gusto
Gabriel Torres