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Sebastian Acevedo

February 16th, 2017

Lo que el viento se llevó: evaluación de los costos de los huracanes en el Caribe

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Sebastian Acevedo

February 16th, 2017

Lo que el viento se llevó: evaluación de los costos de los huracanes en el Caribe

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En los últimos 65 años los costos de los huracanes para las islas del Caribe pueden haber alcanzado 5,7 por ciento del PIB, pero con el cambio climático la situación irá de mal en peor, escribe Sebastian Acevedo.

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Los huracanes son parte de la vida en el Caribe. Todos los años pasan por la región en promedio 12 tormentas, y aproximadamente la mitad de ellas alcanzan vientos huracanados (de más de 119 kilómetros por hora). Los huracanes son la principal causa de desastres naturales en el Caribe, que es una de las regiones más vulnerables del mundo. Y sin embargo, solo se han registrado los daños económicos causados por un 62% de los desastres debidos a huracanes, dado lo difícil que resulta recopilar esa información.

Daños por viento

En mi nuevo estudio examino la relación entre las velocidades máximas de los vientos y los daños causados por los huracanes, para así estimar los datos faltantes en el Caribe y calcular los costos potenciales del cambio climático en la región. Los resultados muestran que los daños, expresados como porcentaje del PIB, aumentan aproximadamente un 3% cuando la velocidad del viento se incrementa un 1% (véase el gráfico).

Completar los datos faltantes

Según la base de datos internacional sobre desastres (EM-DAT), entre 1950 y 2014 los huracanes causaron 238 desastres naturales en el Caribe. De esas tormentas, la base de datos solo tiene registrados los daños causados por 148 huracanes, que ascendieron a alrededor de USD 52.000 millones (en USD constantes de 2010). Esto equivale a un promedio de daños de 1,6% del PIB al año en cada isla.

Según mis resultados, los otros desastres pueden haber causado daños de alrededor de 0,9% del PIB cada año, con lo cual el promedio de destrucción atribuible a huracanes sería de 2,5% del PIB al año (véase el gráfico).

Aun así, esta cifra podría estar subestimando los costos de los huracanes en el Caribe, debido a la información insuficiente sobre desastres en las décadas de 1950 y 1960 y a la estricta clasificación que se emplea para definir un desastre. Entonces, si suponemos que todas las tormentas con vientos huracanados que pasaron a menos de 60 millas de las islas causaron daños (un total de 335 tormentas, incluidos los 238 desastres), la isla promedio de la muestra podría haber soportado daños anuales equivalentes a 5,7% del PIB en los últimos 65 años.

Costos del cambio climático

Se prevé que el cambio climático incrementará la intensidad de los huracanes, ya que las temperaturas más cálidas de la superficie del mar crearán un entorno propicio para la formación e intensificación de grandes tormentas. Si para 2100 las temperaturas aumentaran 4,3°C (escenario RCP8.5 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), los daños promedio en el Caribe aumentarían aproximadamente 34%, ya que también aumentaría la frecuencia de las tormentas más violentas. Incluso si las temperaturas aumentaran solo 3°C hasta finales del siglo, que es, según expertos independientes, más o menos lo que se lograría con el Acuerdo de París sobre Cambio Climático de noviembre de 2016 si no vuelven a revisarse las metas, el aumento de los daños seguiría siendo de aproximadamente 24%.

Tareas pendientes

En vista de los enormes costos que los huracanes ya provocan en el Caribe y el potencial de aumentos significativos de los daños debido al cambio climático, es importante que los gobiernos tomen más medidas para estar mejor preparados. Tendrán que implementar medidas de adaptación blandas, como mejores sistemas de alerta anticipada y códigos de construcción más estrictos, así como medidas más “duras”, como inversiones en infraestructura resistente. Los gobiernos asimismo tienen que constituir reservas fiscales para cubrir los costos recurrentes de los desastres, y los seguros (por ejemplo, el Caribbean Catastrophe Risk Insurance Facility) también serán cruciales para distribuir los riesgos.

Notas:
• Las opiniones expuestas en este artículo son de los autores y no reflejan la postura de LSE
• Este artículo se basa en IMF Working Paper 16/199 y fue publicado originalmente en Diálogo a fondo
• Favor de leer nuestra política de comentarios (en inglés) antes de comentar


Sebastian AcevedoFondo Monetario Internacional
Sebastian Acevedo es Economista en el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. En el FMI trabajó durante seis años en la región del Caribe, abarcando temas relacionados con desastres naturales, crecimiento económico, productividad, turismo, deuda y regímenes cambiarios, con especial interés en las islas pequeñas.

About the author

Sebastian Acevedo

Sebastian Acevedo is an economist in the IMF’s Western Hemisphere Department, and works on the Ecuador desk. At the IMF his work on the Caribbean has covered topics related to natural disasters, economic growth, productivity, tourism, debt, and exchange rate regimes, with a particular focus on small islands.

Posted In: Climate change

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