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Clare Wenham

Sonja Kittlesen

March 28th, 2019

El sector de la salud en Cuba ofrece muchas lecciones para la seguridad sanitaria mundial

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Estimated reading time: 10 minutes

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Sonja Kittlesen

March 28th, 2019

El sector de la salud en Cuba ofrece muchas lecciones para la seguridad sanitaria mundial

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A pesar de sus logros extraordinarios en un entorno de recursos escasos, Cuba nunca ha sido vista como un símbolo para la seguridad sanitaria. Sin embargo, su internacionalismo médico y su sistema de salud integrado han tenido mucho éxito en la prevención y el control de las enfermedades infecciosas. Por Clare Wenham (LSE Health Policy) Sonja Kittlesen (Universidad de Oslo).

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Cuando pensamos en epidemias, no solemos pensar en Cuba. Sin embargo, la isla tiene un historial ejemplar respecto a seguridad sanitaria; es decir, en la prevención y el control de las amenazas de enfermedades infecciosas. Erradicó la poliomielitis, la malaria, el tétanos y el sarampión, además de ser el primer país del mundo en eliminar la transmisión del VIH de madre a hijo.

Un médico cubano examina la radiografía de tórax de un niño enfermo (PAHOCC BY-ND 2.0)

Sin embargo, las discusiones sobre el sector de la salud en Cuba tienden a centrarse menos en la seguridad sanitaria y más en su sólido sistema de salud integrado, administrado por el Estado como parte del proyecto socialista y fundamentado en la visión de la salud como un derecho esencial. Se ha demostrado que los servicios preventivos y curativos gratuitos proporcionados por este sistema dan resultados de salud de clase mundial, medidos con una variedad de indicadores, incluso si la veracidad de ciertas afirmaciones a veces se disputa.

A pesar de sus logros extraordinarios en un entorno de recursos escasos, Cuba nunca ha sido vista como un símbolo para la seguridad sanitaria. No obstante, la experiencia cubana ofrece lecciones importantes para mejorar la seguridad sanitaria mundial.

El internacionalismo médico de Cuba

Desde una perspectiva internacional, una característica clave de las actividades de seguridad sanitaria de Cuba es el internacionalismo médico, que involucra tanto el envío de equipos de médicos al extranjero, como la acogida de estudiantes de medicina y pacientes a la isla. La reciente cobertura mediatica sobre el cierre del programa Mais Médicos en Brasil se ha concentrado en los factores políticos de estas misiones en el extranjero, en las que participan médicos cubanos para brindar atención médica en nombre de la solidaridad internacional o a cambio de petróleo o divisas.

No obstante, desde el punto de vista de la seguridad sanitaria mundial, el papel de los médicos cubanos en las respuestas internacionales a varios brotes epidémicos ha sido particularmente significativo. El gobierno cubano fue uno de los primeros en responder al brote de Ébola de 2014 en África Occidental y sus equipos de médicos constituyeron el mayor auxilio bilateral internacional que respaldó a la región. Esto contrasta bruscamente con las críticas que enfrenta el resto de la comunidad global por su respuesta inadecuada y tardía a la crisis.

Sin embargo, Cuba no percibe su internacionalismo médico como una cuestión de seguridad sanitaria. Sus muchas misiones médicas se basan más bien en el principio de solidaridad con la población mundial y se consideran una extensión de la política nacional de salud. Desde la perspectiva del gobierno, el internacionalismo médico también es un medio para promover el proyecto socialista. Esto difiere notablemente de otros enfoques internacionales a la respuesta epidémica, muchos de los cuales están anclados en programas militares y de defensa, motivados por el deseo de proteger a sus propios habitantes de amenazas externas de enfermedades.

Un médico cubano administra una vacuna en Puerto Príncipe, Haití, en 2010 (UN Photo/Sophia Paris, CC BY-NC-ND 2.0)

Sistema integrado de salud de Cuba

Junto a sus esfuerzos internacionales, Cuba también cuenta con una seguridad sanitaria nacional destacada.

Como ya se ha señalado, Cuba ha erradicado de su territorio una serie de amenazas de enfermedades infecciosas. Además, su objetivo de garantizar que éstas y otras enfermedades infecciosas foráneas no se introduzcan de nuevo conlleva controles estrictos en puntos de entrada: profilaxis obligatoria en caso de regresar de una región en la que la malaria es endémica y cuarentena en caso de regresar de una zona afectada por el Ébola.

Aunque suscita algunas preguntas sobre las libertades civiles, el seguimiento de rutina se aplica en realidad a viajeros que regresan de cualquier sitio considerado crítico como foco de enfermedad potencial. Primero, el médico del vecindario es notificado de un pasajero que haya regresado en fechas recientes. Por consiguiente es obligado a hacer un seguimiento directo con esa persona para detectar cualquier síntoma inusual y asegurar un tratamiento rápido cuando sea necesario, evitando así la propagación. Es por este tipo de controles que el sistema de salud cubano supera por mucho a cualquier equivalente en el Norte Global.

Otro rasgo clave del régimen interno de seguridad sanitaria de Cuba es su integración al sistema de salud universal. Su ejemplo muestra que la seguridad sanitaria puede lograrse en entornos de bajos ingresos con sistemas de salud fortalecidos y la promoción de la asistencia sanitaria universal (UHC, por sus siglas en inglés), lo que garantiza que todas las personas puedan acceder a servicios de salud de calidad sin padecer dificultades financieras como consecuencia.

No sólo eso, los mecanismos y procesos para proveer la asistencia sanitaria universal también proporcionan la base para un control efectivo de las enfermedades infecciosas. El sistema de salud cubano prioriza la atención preventiva por medio de vacunas y programas de educación para la salud, lo que a su vez reduce las posibilidades de que un brote se introduzca en el país. Esto se refuerza con el acceso fácil y gratuito a los profesionales de la salud en las clínicas de salud locales: cuando hay infecciones, se detectan y se responde a ellas de forma expedita. A pesar de la falta de infraestructura automatizada y de tener un sistema de vigilancia que depende de archivos en papel, este tipo de detección temprana mediante la asistencia sanitaria universal ha permitido a Cuba responder a los brotes de dengue y cólera con una velocidad y eficacia impresionantes.

Aprender de la experiencia cubana

Si bien es imposible imaginar una réplica del sistema de salud cubano en otros entornos de escasos recursos debido a la singularidad de la situación política del país, éste puede aportar varias lecciones significativas.

Como es sabido, un enfoque en la prevención de enfermedades infecciosas debe ser primordial en cualquier proyecto de seguridad sanitaria y Cuba demuestra cómo un sistema de salud sólido, preventivo y comunitario puede contribuir a reducir esas amenazas. También hace evidente la efectividad de proporcionar médicos nacionales para el servicio internacional en los trabajos de control de enfermedades; es decir, permitir que un cuerpo médico bien entrenado responda a los brotes tanto en el país como en el extranjero.

A pesar de los éxitos internacionales y nacionales logrados hasta la fecha por los esfuerzos de seguridad sanitaria de Cuba, persiste una amenaza evidente: el embargo de Estados Unidos. El bloqueo tiene efectos de gran alcance que se extienden de manera visible al sector salud. La falta de acceso a los medicamentos de última generación puede tener un impacto severo en las respuestas a nuevos brotes o enfermedades que la emergente industria local de biotecnología aún no ha podido descifrar. Por lo tanto, la reversión de Donald Trump de los intentos del gobierno de Barack Obama por normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba representa sólo un detalle más de la experiencia cubana que tiene implicaciones trascendentales para la seguridad sanitaria.

Notas:
• Las opiniones expuestas en este artículo son de los autores y no reflejan la postura de LSE
• Favor de leer nuestra política de comentarios (EN) antes de comentar
• Traducción de Amanda Sucar Warrener

About the author

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Clare Wenham

Dr Clare Wenham is Assistant Professor of Global Health Security in Department of Health Policy, LSE. Her research focuses on global health security, notably the political and policy implications of the recent outbreaks of Zika and Ebola.

Sonja Kittlesen

Sonja Kittlesen is a Researcher at the Centre for Development and the Environment (SUM), University of Oslo. Her current research focuses on global health security and the role of non-state actors. 

Posted In: Society

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