LSE - Small Logo
LSE - Small Logo

Isaac Hale

November 17th, 2021

Chile puede ser un espejo para futuras reformas políticas en el mundo

0 comments | 15 shares

Estimated reading time: 6 minutes

Isaac Hale

November 17th, 2021

Chile puede ser un espejo para futuras reformas políticas en el mundo

0 comments | 15 shares

Estimated reading time: 6 minutes

La reforma electoral chilena de 2015 está causando un impacto en las opciones de los votantes después de décadas de estancamiento. Este nuevo comportamiento está ampliando la representación de su ciudadanía, explica Isaac Hale (UC Santa Barbara).

Read this article in English

La política chilena está en estado de agitación. En 2019 y 2020, el país se vio sacudido por manifestaciones masivas contra los altos niveles de desigualdad económica. Las protestas desembocaron en una histórica votación en 2020 para reformar la Constitución, cuyo diseño estuvo muy influenciado por la dictadura de Augusto Pinochet. Con la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 21 de noviembre, parece probable que los dos candidatos que pasen a la segunda ronda no provenga de las coaliciones electorales de centro-izquierda y derecha que han gobernado el país durante tanto tiempo.

A pesar de la incertidumbre sobre el futuro político del país, el más reciente experimento de reforma institucional seria ha sido un gran éxito. En 2015, Chile promulgó una profunda revisión de su sistema electoral que permitió que sus elecciones legislativas fueran significativamente más proporcionales. La reforma era un objetivo de la coalición de centro-izquierda entonces gobernante, la Nueva Mayoría, cuyos partidos constituyentes más pequeños llevaban tiempo exigiendo cambios que les permitieran competir y ganar escaños en más distritos.

Las consecuencias fueron radicales en las primeras elecciones legislativas después de la reforma en 2017. Como resultado de una mayor proporcionalidad del sistema electoral, el número de legisladores de partidos no tradicionales aumentó del 3 al 17 por ciento. La proporción de escaños ocupados por mujeres aumentó de forma drástica, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado gracias a las cuotas de género establecidas por primera vez en las listas de los partidos. En resumen, el poder legislativo chileno se asemejó más que nunca a su ciudadanía.

En un nuevo artículo publicado en Representation, trato de determinar qué significó la reforma electoral de Chile para los votantes. Antes del proceso, todas las elecciones legislativas chilenas se celebraban mediante un sistema binominal, en el que se se elegían dos cargos parlamentarios por distrito o circunscripción. Esto daba lugar a una representación desproporcionada, aumentaba la fuerza electoral de los partidos de derechas y obligaba a los grupos más pequeños a participar en las coaliciones electorales dominantes de centro-izquierda o de derechas, o se les negaba la representación. A raíz de la reforma, todos los distritos de la Cámara aumentaron su tamaño para tener entre tres y ocho escaños y los del Senado entre dos y cinco. Este cambio ha hecho posible un “experimento natural” limitado. Dado el aumento del número de escaños por distrito en todas las circunscripciones de la Cámara, deberíamos esperar una importante caída del voto estratégico, el fenómeno por el que los votantes conceden su voto a un candidato que no es su primera opción.

A man holds a chilean flag
Un hombre sostiene una bandera chilena (Francisco Osorio / CC BY-SA 2.0 licence)

Por qué ocurre el voto estratégico

¿Por qué el voto estratégico es más frecuente en los sistemas electorales menos proporcionales? Hay dos razones que explican esta tendencia. Por un lado, existe un “efecto mecánico”, por el que los partidos más pequeños están sistemáticamente infrarrepresentados en la legislatura a causa del sistema electoral.

Otro factor es psicológico, pues los votantes se muestran reacios a “malgastar” sus votos en partidos que tienen pocas probabilidades de triunfar en su distrito electoral. Este segundo efecto da lugar a un voto útil “instrumental”, en el que los electores se decantan por un candidato distinto del que prefieren para reducir las probabilidades de que un contendiente menos querido gane el escaño. A medida que el sistema electoral se vuelve más proporcional, es menos probable que los votos se desperdicien en aspirantes o partidos que no logren un escaño. En consecuencia, disminuyen las motivaciones mecánicas y psicológicas del voto estratégico.

Para comprobar si la reforma electoral chilena redujo el voto estratégico, he utilizado datos del Comparative Study of Electoral Systems (CSES). Esta combinación de estudios electorales chilenos combinados incluyen respuestas de 4.800 votantes en las elecciones generales de 2005, 2009 y 2017. Utilizando estos datos, construyo una regresión logística en la que pronostico la probabilidad de que un votante emita un voto “estratégico” por un partido distinto al de su preferencia en las elecciones a la Cámara en su distrito. La principal variable explicativa es la magnitud del distrito de la Cámara del votante. También incluyo variables de control relativas a la educación y al año de las elecciones.

Los resultados de este análisis se muestran a continuación. El eje Y de la Figura 1 corresponde a la probabilidad de que un votante emita un voto estratégico por un partido distinto al de su preferencia. El eje X es la magnitud del distrito, que va de dos (como en todos los distritos anteriores a la reforma) a un máximo de ocho. El área sombreada representa los intervalos de confianza del 95%.

Probabilidad de voto estratégico a un partido según la magnitud del distrito / Isaac Hale

La reforma electoral ha tenido un marcado efecto negativo sobre el voto estratégico. A medida que aumenta el tamaño de los distritos tras el cambio, disminuye la probabilidad de que el votante se decante por esa opción. En los distritos de dos escaños, la probabilidad de un voto estratégico es superior al 60%, pero en los de ocho escaños esta alternativa es inferior al 20%. Incluso en aquellos donde la circunscripción era de dos escaños y ha crecido a cuatro, el cambio del voto estratégico se ha reducido en más de un 20%.

Si bien el voto útil en el electorado chileno se ve claramente afectado por el aumento de la dimensión de los distritos provocado por la reforma electoral, es importante señalar que este efecto no es uniforme en todos los partidos.

Una representación más amplia del pueblo chileno

La fragmentación del sistema de partidos chileno es amplia, pero siempre ha sido mayor en el centro y la izquierda. Aunque muchos de estos partidos tenían marcadas diferencias ideológicas (como las que existían entre la Democracia Cristiana y los Comunistas), los partidos solían presentarse juntos en coaliciones electorales como consecuencia de los incentivos creados por el sistema electoral anterior a la reforma. Como las coaliciones solo podían presentar dos candidatos por distrito, la principal alianza de centro-izquierda (inicialmente llamada Concertación por la Democracia) solo podía presentar candidatos de un subconjunto de sus partidos constituyentes en cada distrito.

Por el contrario, el bloque de derechas posterior a la dictadura (inicialmente llamada Democracia y Progreso) ha estado compuesto en gran medida por solo dos partidos, Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional. Eso ha permitido que en la mayoría de los distritos pudieran presentar un candidato de cada partido. Por tanto, el efecto de la reforma electoral sobre el voto estratégico de los partidos se concentra en el electorado que se identifica con los partidos de centro e izquierda.

El voto estratégico plantea retos normativos en materia de representación. El descenso del voto útil significa que las preferencias ideológicas sinceras de los votantes están mejor representadas en la legislatura. Este cambio positivo complementa los beneficios ya conocidos de la reforma chilena de 2015, incluyendo una mayor diversidad de partidos y más representación de las mujeres.

Aunque la Convención Constitucional de Chile podría proponer un sistema electoral completamente nuevo (o reformas electorales menores) en los próximos meses, los cambios de 2015 han sido un éxito. El cambio en las circunscripciones no solo permite una representación más proporcional, sino que también disminuye el voto estratégico. Los activistas y reformistas del mundo harían bien en tener en cuenta el ejemplo de Chile a la hora de proponer cambios en los sistemas electorales de sus propios países.

Notas:
• Este artículo representa las opiniones del autor y no del centro o de LSE
• Traducción de María Clara Montoya
• 
Por favor lea nuestra política de comentarios antes de comentar

About the author

Picture of the author, Isaac Hale

Isaac Hale

Isaac Hale is an Equity Research Postdoctoral Scholar at the UC Santa Barbara Blum Center on Poverty, Inequality, and Democracy. Prior to arriving at UCSB, he served as a Lecturer of Political Science at UC Davis. His research studies how racial attitudes and the design of electoral institutions can undermine representation in the US and other developed democracies. To learn more about Isaac, visit his website at www.isaacdhale.com

Posted In: Democracy | Posts en español

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *