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Mercedes Crisóstomo

February 28th, 2023

La participación de las mujeres peruanas en movimientos políticos sigue activa

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Estimated reading time: 7 minutes

Mercedes Crisóstomo

February 28th, 2023

La participación de las mujeres peruanas en movimientos políticos sigue activa

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No es fácil encontrar registros de la participación de las mujeres campesinas e indígenas en conflictos políticos en Perú. Pero el acceso que tenemos a las nuevas tecnologías y a Internet nos permite ser testigos, en tiempo real, de las múltiples formas en que las mujeres campesinas e indígenas se enfrentan a la violencia, el racismo y la discriminación debido a su participación política. Mercedes Crisóstomo (University College London – Instituto de las Américas) ha explorado recientemente estos temas en su tesis y compara estos movimientos con la agitación social que se vive actualmente en Perú.

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El 4 de febrero de 2023, Aida Aroni Chilcce, mujer quechuahablante nacida en el distrito de Huancapi, Ayacucho, pero desplazada en Lima por el conflicto armado interno (1980-2000), salió a las calles junto con otros manifestantes para protestar contra el gobierno autoritario de Dina Boluarte. En un vídeo de la manifestación se puede ver que, antes de su detención, Aida ondeaba una bandera peruana y utilizaba un megáfono para quejarse de Boluarte y de la represión policial de las protestas. El video mostraba a Aida en medio de miles de manifestantes y un cordón policial blindado. Minutos después, la policía le arrebató la bandera y la detuvo violentamente mientras ella les rogaba que no lanzaran bombas lacrimógenas.

Después de dos días de encarcelamiento arbitrario, la policía la puso en libertad. Fuera de la comisaría, en una entrevista con un periodista, Aida, hablando en quechua, envió un mensaje a Boluarte, diciendo: “Estás haciendo sufrir a tu pueblo. ¿Por qué haces esto? ¿Es por plata? ¿Qué cosa es lo que quieres? ¿Acaso no se dan cuenta? El pueblo los pone y el pueblo los puede sacar”. También subrayó: “Yo no ando cargando una piedra, no me pongo del lado del vandalismo, sólo llevo mi bandera roja y blanca del Perú”. Las protestas en las que participa Aída estallaron tras la destitución del presidente Pedro Castillo, maestro rural y sindicalista, que cerró el Parlamento y proclamó un gobierno de excepción. Boluarte, su vicepresidenta, lo reemplazó.

Protestas en los años 60

En julio de 1961, cientos de campesinos de la provincia de La Convención viajaron a Cuzco para protestar por las opresivas condiciones de trabajo en las haciendas. Cuando llegaron a la plaza de armas de la ciudad, las tropas militares les rodearon y les apuntaron con sus armas. Un campesino huyó asustado, dejando atrás una bandera peruana. Carmela Giraldo, dirigente campesina quechuahablante, sindicalista y comunista, se envolvió en la bandera. Seguida por otras manifestantes, se enfrentó a las tropas y les hizo soltar las armas, lo que permitió a los participantes continuar la marcha hasta la prefectura, donde expusieron sus quejas. En los años 60, se manifestó junto a destacados sindicalistas e izquierdistas locales y nacionales para reclamar una reforma agraria, justicia y la liberación de los campesinos en mítines y protestas.

En este periodo, otras mujeres de entornos urbanos, campesinos e indígenas como Carmela Giraldo, se unieron a movimientos políticos y proyectos revolucionarios, con el objetivo de luchar contra el imperialismo y quienes ejercían el poder de forma abusiva. Como explico en mi tesis doctoral Women in the Peruvian Revolutionary Left: Militancia and Post-Militancia in Cuzco and Ayacucho (Las mujeres en la izquierda revolucionaria peruana: Militancia y Post-Militancia en Cuzco y Ayacucho”, ellas apoyaron el fin de la pobreza, la exclusión y la subordinación que los pueblos indígenas campesinos habían sufrido a lo largo de la historia.

Antes que Carmela y Aida, mujeres indígenas campesinas como María de la Paz Chanini, Nicasia Yabar y Rosalia Larico se convirtieron en “mensajeras indígenas” a principios del siglo XX. Como tales, viajaban desde las comunidades rurales de Puno hasta Lima para presentar peticiones formales al Estado. A pesar de su analfabetismo y su escaso dominio del español, ya que hablaban principalmente aymara y quechua, formularon con éxito sus demandas al gobierno nacional.

María, Nicasia y Rosalía plantearon sus reclamos sobre el reclutamiento de hombres, los abusos de las autoridades locales y la usurpación de sus tierras resaltando su rol de madres y apelando a la paternidad del presidente como estrategias para obtener justicia. Estas mujeres se convirtieron en iconos del movimiento artístico indigenista en 1920, puesto que trabajaron como modelos para la recién creada Escuela de Bellas Artes dirigida por el pintor José Sabogal, que inició el movimiento indigenista en las artes. Además, estas mujeres lograron interactuar con miembros del feminismo de la primera ola, el comunismo y el indigenismo de principios del siglo XX.

La participación de Carmela, Aída, María, Nicasia y Rosalía en la política contestataria y en los movimientos sociales peruanos arroja luz sobre la participación histórica indígena campesina en cuestiones políticas y las formas en que han contribuido a construir y mejorar la democracia y la política. Las mujeres, en especial las campesinas e indígenas, han protestado a lo largo de la historia contra su exclusión y han exigido justicia social junto con organizaciones campesinas, estudiantiles y obreras. Las mujeres se han movilizado asumiendo sus roles tradicionales de género, como cocinar y atender a los heridos, pero también marchando, hablando, liderando y organizando movilizaciones y huelgas contra lo que perciben como un orden social injusto. Parafraseando al politólogo Sidney Tarrow, estas mujeres han hablado a través de sus acciones.

Un sentimiento de colectividad

Mujeres como Carmela y Aida han contribuido a la construcción de la democracia ampliando las nociones de política y “practicándola”. Por un lado, las mujeres campesinas e indígenas han enriquecido el significado de la política dándole (o devolviéndole) un carácter de colectividad. Las experiencias de Carmela Giraldo y de las mujeres mensajeras indígenas sugieren que ellas marcharon porque representaban a sus comunidades y organizaciones rurales y a su propia indignación.
Dado que las mujeres en general, y las campesinas e indígenas en particular, han sido históricamente excluidas de la participación política y de las esferas públicas, el mero hecho de que fueran y sean, capaces de hablar en quechua, aymara o cualquier lengua nativa amazónica, de encabezar marchas o de desafiar al ejército y a la policía, las sitúa en el centro de la escena política.

Su participación en los movimientos sociales y en la política contestataria desafió abiertamente la discriminación histórica de los pueblos indígenas respecto a la política y, a la vez, reconfiguró su identidad y su noción de ciudadanía.

Sostengo que al “hablar a través de sus acciones”, mujeres como Carmela, María o Aida han ampliado la noción de democracia y política en el pasado. Pero en la actualidad, se enfrentan a una violenta represión policial y militar, a la persecución judicial y a acusaciones de terrorismo.

Represión histórica

Históricamente, es raro o incluso imposible encontrar registros de la participación de las mujeres campesinas e indígenas en contiendas políticas. Hoy en día, el acceso a la tecnología y a Internet nos permite ser testigos, en tiempo real, de las múltiples formas en que las mujeres campesinas e indígenas se enfrentan a la violencia, el racismo y la discriminación como consecuencia de su actividad política. La represión y la violencia que sufren estas mujeres a manos de la policía y el ejército nos permiten intuir la magnitud de la violencia que han sufrido los campesinos y campesinas a lo largo de la historia mientras exigían la devolución de sus tierras usurpadas, y también mientras reclamaban derechos, educación y la presencia del Estado.
Desde hace dos meses, Aida y otras mujeres y hombres como ella, junto con miles de estudiantes, sindicalistas y activistas, ocupan las calles y plazas principales de Perú expresando su indignación contra la brutalidad de la policía y el ejército, el autoritarismo del gobierno y el Parlamento. Exigen nuevas elecciones y esperan tener por fin en el poder a alguien que gobierne para proporcionar justicia social, igualdad, redistribución e inclusión a todos los peruanos y no solo a unos pocos privilegiados.

Notas:
• Este artículo representa las opiniones de la autora y no del Centro o de LSE
• Por favor lea nuestra política de comentarios antes de comentar
• Este post se basa en Women in the Peruvian Revolutionary Left: Militancia and Post-Militancia in Cuzco and Ayacucho, una tesis que explora la militancia de las mujeres peruanas en los partidos revolucionarios durante las décadas de 1960 y 1970, así como su post-militancia en la época actual.
• Traducción de María Clara Montoya
• Encabezamiento: A woman protests in Lima against president Dina Boluarte / Joel Salvador (Shutterstock)

About the author

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Mercedes Crisóstomo

Mercedes Crisóstomo is an anthropologist who obtained her PhD at University College London (Institute of the Americas). She specialises in studies on violence, gender, memory and internal armed conflict and has a strong ethnographic experience in the southern mountains of Peru.

Posted In: Democracy | Gender | Human rights

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