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Maria Tanyag

December 13th, 2019

Sobre cómo la investigación feminista ayudará a resolver la Crisis Climática

0 comments | 1 shares

Estimated reading time: 5 minutes

Maria Tanyag

December 13th, 2019

Sobre cómo la investigación feminista ayudará a resolver la Crisis Climática

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Puesto que el impacto del calentamiento global ya se está sintiendo y se nos advierte de los efectos irreversibles, Maria Tanyag nos informa de por qué el conocimiento situado de las mujeres será, cada vez más, una fuente crucial y ventajosa de información para resolver la crisis climática, y de por qué debemos unir las dimensiones sociales, políticas y económicas con el medio ambiente en nuestro análisis de la crisis climática, para así poder traducir las ideas en acciones.

This blog is available in English also here.

El Informe Especial del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC son las siglas en inglés) de 2018 sobre el impacto del calentamiento global de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales proporcionó un mapa completo de la gran cantidad de riesgos que enfrentamos si las emisiones globales de CO2 no comienzan a disminuir de manera significativa, bastante antes de 2030. Entre los hallazgos cruciales con “alta confianza” (es decir, con un alto grado de acierto basado en evidencia científica y consenso) está que los sistemas naturales y humanos ya han sido afectados por el calentamiento global. Con una sólida base científica, el IPCC informó que en muchas regiones las subidas a temperaturas extremas y los aumentos en la frecuencia e intensidad de la precipitación en varias regiones ya se están produciendo.

Un aumento en el calentamiento global conducirá a impactos irreversibles y a largo plazo, como la pérdida de ecosistemas y la extinción de especies. Afectará de manera negativa a aquellas poblaciones con mayor riesgo de consecuencias adversas en la salud, los medios de vida, el suministro de alimentos y de agua para las personas, tanto en el Ártico, en las tierras secas, como en los pequeños estados insulares y en los países en vías de desarrollo. Limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados en lugar de 2 grados centígrados podría reducir el número de personas afectadas por los riesgos relacionados con el clima, pero estos riesgos ya están ocurriendo en muchos lugares y con efectos amplificados. Ante esta realidad, un número cada vez mayor de personas y regiones se enfrentarán a vulnerabilidades superpuestas y, por tanto, enfrentarán peligros nuevos y complejos que aún no podemos ni imaginar.

Hoy, la humanidad se encuentra en un punto en el que ya no podemos permitirnos examinar los riesgos relacionados con el clima y sus impactos en los seres humanos independientemente de otros ecosistemas, o tratar los riesgos para la inseguridad alimentaria y la salud, por ejemplo, de manera aislada de los impulsores del conflicto y los desplazamientos relacionados con el clima. De hecho, como indica el informe del IPCC, existen vacíos significativos en el conocimiento sobre las interacciones de las respuestas al cambio climático con el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, sobre todo en la comprensión de las sinergias y compensaciones que existen en las estrategias actuales de mitigación y adaptación entre las regiones y el mundo. Además, es cada vez más necesario el desarrollo de una evaluación integrada de riesgos, gestión y respuesta a largo plazo, para poder abarcar la cantidad de peligros simultáneos, impactos acumulativos y desastres en cascada que no pueden dejarse solo en mano de las ciencias naturales y físicas.

Un número cada vez mayor de personas y regiones se enfrentarán a vulnerabilidades superpuestas y, por tanto, enfrentarán peligros nuevos y complejos que aún no podemos ni imaginar

La investigación feminista habla directamente de estos desafíos y tiene mucho que aportar para ayudar a resolver la crisis climática al fortalecer las evaluaciones, las plataformas y las respuestas integradas de riesgos. Incluyendo estudios críticos en humanidades y ciencias sociales, la investigación feminista aporta herramientas analíticas, éticas y metodológicas indispensables, precisamente porque ha adquirido mucha experiencia en la interrogación de superposiciones y múltiples formas de inseguridad en diferentes ámbitos, desde cuerpos con género, hogares y comunidades, hasta niveles estatales y globales. Este artículo identifica estas herramientas feministas, como son como la interseccionalidad, la ética del cuidado y el conocimiento situado.

Una aproximación interseccional

Más de cuatro décadas de estudios feministas en diversas disciplinas, como son la geografía, la antropología, la filosofía, la sociología, los estudios jurídicos, las relaciones internacionales y los estudios de paz y conflictos, han arrojado luz sobre las interacciones entre las desigualdades de género y la relación de interdependencia mutua entre hombres y mujeres, de vulnerabilidad y de violencia frente a sus entornos humanos y naturales. A pesar de las diferencias terminológicas, la investigación feminista pone de manifiesto la interconexión de los ámbitos social, político y económico con el medio ambiente en su análisis de los riesgos y peligros climáticos. Esto se lleva a cabo prestando atención a la vida de las mujeres, a las limitaciones y oportunidades estructurales de género, así como a los símbolos legitimadores que “naturalizan” las desigualdades en el entorno humano. Por ejemplo, la oposición anti-género de las fuerzas fundamentalistas religiosas transnacionales que promueven los valores tradicionales o familiares proviene de ideas que vinculan la sexualidad binaria y la heteronormatividad con el orden natural. En efecto, las leyes dañinas que restringen las libertades sexuales y reproductivas han sido legitimadas por estar supuestamente alineadas con las leyes naturales.

La investigación feminista, simplemente, no solo se relaciona con los “problemas de las mujeres”, ni sus contribuciones se limitan solo a comprender las diferentes experiencias de los riesgos e impactos climáticos en las mujeres. La investigación feminista proporciona herramientas analíticas complementarias para conceptualizar el alcance total de la crisis climática que no añade el cambio climático a la larga lista de inseguridades que enfrentan las mujeres y los hombres. Más bien, particularmente a través de la lente de la interseccionalidad, la investigación feminista puede ubicar la crisis climática actual dentro del estudio de los entrelazados sistemas de opresión, lo cual implica preguntar por qué hay una crisis en primer lugar, y qué podemos aprender al ver la crisis climática en continuidad con otras crisis históricas y humanas, como la persistencia de la violencia de género y los conflictos armados.

Re-uniendo los cuerpos de las mujeres y el medio ambiente

La investigación feminista puede reorientar las interpretaciones tecnocráticas actuales de la adaptación y mitigación climáticas a través de la ética de la atención. Hoy en día, el lenguaje que impregna el IPCC no posibilita el espacio para re-imaginar la crisis climática como una oportunidad para forjar una respuesta global que permita que los sistemas humanos y naturales se repongan y renueven. ¿Qué ética y prácticas alternativas podrían inspirarse al pasar de poner el énfasis en la mera supervivencia a ponerlo en una noción más amplia de florecimiento? Si necesitamos enfoques que capturen las interacciones multidimensionales entre los sistemas humanos y naturales, los científicos e ingenieros deben comprometerse con las académicas y activistas feministas que han estado teorizando y demostrando empíricamente los vínculos entre el agotamiento de la tierra y los recursos naturales y el agotamiento de los cuerpos de las mujeres.

La adaptación y la mitigación seguirán siendo profundamente desiguales e inútiles a las consecuencias no deseadas, a menos que estas atiendan a la invisibilidad de la interdependencia y vulnerabilidad humana (en lugar de perpetuarlas). Por ejemplo, estas tensiones son evidentes en el desplazamiento de los pueblos indígenas en nombre de la conservación natural, que a su vez genera un mayor desequilibrio ecológico. Las evaluaciones integradas de riesgos, informadas por la ética feminista, pueden ser parte de un esfuerzo más amplio para garantizar la redistribución global y la justicia dentro y a través de los sistemas humanos.

A pesar de las diferencias en las terminologías, la investigación feminista pone de manifiesto la interconexión de los ámbitos social, político y económico con el medio ambiente en su análisis de los riesgos y peligros climáticos

Volver al conocimiento

El Informe Especial del IPCC enfatizó la necesidad de “acciones ambiciosas” hacia “transiciones sociales y de sistemas equitativas”. Las visiones radicales para el cambio pueden surgir, como sugiere la investigación feminista, integrando activamente diferentes tipos de fuentes de información y conocimiento. La investigación feminista reconoce que el conocimiento está situado y encarnado. Lo que cuenta como riesgos climáticos está en última instancia conformado por las realidades y las relaciones disponibles para aquellos que llevan a cabo los cálculos. Por tanto, es en la unión de “perspectivas parciales” a través de la colaboración y la producción de conocimiento interseccional donde llegamos a una explicación más completa y objetiva de la crisis climática.

Las investigadoras, científicas e ingenieras feministas tienen un papel que desempeñar en el corretaje de “conocimiento científico” y “conocimiento desde el terreno” para traducir los compromisos públicos en acciones radicales para el cambio. Por ejemplo, el FemLINK Pacific de Women’s Weather Watch está demostrando que esa interfaz de conocimiento no es imposible. Women’s Weather Watch es una radio comunitaria bidireccional con canales de información en las redes sociales y SMS. Como plataforma de monitoreo de desastres, vincula redes de mujeres, particularmente aquellas en áreas remotas, ofreciendo información relacionada con desastres y permitiéndoles informar sobre sus experiencias y observaciones ‘en tiempo real’ durante y después de un desastre. A través de esa plataforma, las mujeres pueden triangular información relacionada con el clima con una amplia gama de riesgos de seguridad interrelacionados desde su punto de vista.

El espíritu de dicha innovación es crucial para reconocer lo que la investigación feminista ha demostrado en todas las disciplinas: las mujeres llevan a cabo roles simultáneos múltiples en sus hogares y comunidades, como ser agricultoras, personal de respuesta a desastres, personal de mantenimiento de la paz y trabajadoras de la salud comunitaria, entre otros roles. Dado que los riesgos relacionados con el clima afectarán a todas las áreas de la vida humana, el conocimiento situado de las mujeres será cada vez más una fuente clave y ventajosa de conocimiento para resolver la crisis climática.

This blog is also available in English here. 

This blog is part of the mini-series on Gender, Nature and Peace framing the conversation on women’s rights, climate change, the environment and post-conflict situations, and builds on the first Gender, Nature and Peace workshop, funded by the British Academy small grant and by the AHRC project a Feminist International Law of Peace and Security.

The views, thoughts and opinions expressed in this blog post are those of the author(s) only, and do not reflect LSE’s or those of the LSE Centre for Women, Peace and Security 

About the author

Maria Tanyag

Maria Tanyag es profesora en el Departamento de Relaciones Internacionales de Coral Bell School of Asia Pacific Affairs, Australian National University. Sus publicaciones recientes incluyen "Globalizando mitos de supervivencia: hogares posteriores al desastre después del tifón Haiyan" (en coautoría con Yvonne Su); y "Alternativas sensibles al género sobre el cambio climático desde un punto de vista feminista" (en coautoría con Jacqui True). Para correspondencia: maria.tanyag@anu.edu.au. Tw: @maria_tanyag.

Posted In: Gender Nature and Peace