In this Spanish-language translation of an article written for the ID Blog, MSc Development Studies alum Luis Eduardo Gutiérrez Rojas writes about the increasing influences of Russia and Iran, respectively, in Venezuela and other Latin American countries over recent decades and examines the historical and political contexts behind these trends.
The English-language version is available to read here.
Al analizar la creciente influencia de Rusia e Irán en Venezuela y otros países latinoamericanos en las últimas décadas, el egresado del MSc Development Studies Luis Eduardo Gutiérrez Rojas examina los contextos históricos y políticos detrás de esta tendencia.
Cuando Hugo Chávez asumió el poder en Venezuela en 1999, pocos analistas lograron vislumbrar que el país se convertiría en la puerta de entrada para la Rusia de Vladimir Putín. Pero paso a paso, el presidente comenzó a forjar una fuerte relación con su homólogo que se ha extendido hasta hoy. Se crearon empresas extractivas conjuntas en los sectores de petróleo y gas; la cooperación militar se hizo una constante; Aviones de combate y rifles de fabricación rusa fueron entregados a Venezuela; y las dos naciones establecieron una alianza de comunicación para difundir propaganda.
A partir de ahí, Rusia se ha extendido a otros países como Ecuador y Bolivia. En otros como Nicaragua o Cuba, ya había presencia desde la época de la Guerra Fría, pero con el apoyo de Chávez esta se intensificó. Sin embargo, en los demás países de América Latina, hay indicios de que la izquierda política está adoptando cada vez más la “mirada rusa” respecto a asuntos políticos, económicos e incluso culturales, lo que ha sido más evidente después de la invasión ucraniana en febrero de 2022.
El objetivo del artículo es discutir las causas y consecuencias de esta tendencia. Argumentará que este proceso está determinado por dos elementos: en primer lugar, el escepticismo hacia la política exterior estadounidense, exportado como antiimperialismo, a pesar que la verdadera política exterior de Rusia es también imperialista. En segundo lugar, el pragmatismo que permite esta aparente contradicción. En cuanto a las consecuencias, la influencia de Rusia tiene el poder de socavar las democracias latinoamericanas, aunque en el ámbito económico, su capacidad se ha visto disminuida recientemente. Sin embargo, Rusia no está sola en su esfuerzo por ganar influencia y establecer alianzas políticas en América Latina: Irán también está estableciendo alianzas políticas en la región.
Antiimperialismo ruso en América Latina
El antiimperialismo ha sido una característica crucial de la izquierda latinoamericana desde principios del siglo XX y es una respuesta a la política exterior de Estados Unidos en la región. En la década de 1920, el Partido Aprista Peruano (del acrónimo APRA: Alianza Popular para la Revolución Americana), intentó crear un movimiento político continental panamericano, antiimperialista y nacionalista. Aunque fracasó en este objetivo, muchos partidos políticos siguieron su ejemplo y crearon una narrativa maniquea, con los Estados Unidos como el principal antagonista. Esta visión ha sido el resultado no solo de los políticos populistas de la región, sino también de las graves consecuencias de la política exterior de Estados Unidos: patrocinio a golpes de Estado (Chile y Guatemala), corrupción política (América Central) y forzosa implementación de políticas económicas, como el Consenso de Washington. Rusia ha demostrado ser experta en explotar este estado de ánimo, ofreciendo una “alternativa” bajo narrativas tales como el “nuevo orden mundial multipolar”, la cooperación de beneficio mutuo y el respeto a la soberanía.
Los esfuerzos rusos para fortalecer este discurso antiimperialista en toda la región comenzaron en Venezuela y han ganado partidarios en todos los rincones del continente. El papel de Venezuela ha sido esencial en esta tarea, fortaleciéndose aún más desde el comienzo de la invasión de Ucrania en febrero de 2022. Para tal misión, ambas naciones establecieron en 2021 una alianza comunicativa para difundir propaganda rusa, acorde a lo revelado por Transparencia Venezuela . Según los hallazgos, los medios de comunicación venezolanos han multiplicado sus citas a medios rusos como fuentes primarias, un fenómeno que se disparó después de febrero de 2022, cuando comenzó la guerra. Además, se demostró que los medios progubernamentales de Venezuela estaban evitando la palabra “guerra” para referirse al conflicto en Ucrania, y en su lugar estaban usando el término “operación militar especial” y enfocando la narrativa en la “desnazificación” del país.
El estado de ánimo antiimperialista en algunos sectores políticos de izquierda en América Latina está siendo minado y utilizado por Rusia para ganar partidarios en el continente. Están logrando sus objetivos con el apoyo de países como Venezuela, pero también desplegando una máquina comunicacional en Facebook, Twitter, YouTube, Telegram, Instagram y otras redes sociales, con medios como RT o Sputnik.
Pragmatismo
Sin embargo, Rusia no está sola en su empeño. Irán también está tratando de ejercer influencia política en la región, utilizando a Venezuela como puerta de entrada. Aunque su mezcla de religión y política1 contradice la esencia de una izquierda secular y democrática, varios partidos políticos y líderes también han adoptado el discurso y las posturas de Irán sobre diferentes temas. Se considera que esto se debe a tres factores: primero, al igual que Rusia, el gobierno del ayatolá ha construido una retórica antiimperialista dirigida principalmente hacia los Estados Unidos, que se puede ver en medios proiraníes como Hispan TV, orientado específicamente a la audiencia latina. En segundo lugar, Irán ha construido una mitología revolucionara a partir de su experiencia en 1979, exportando sus “valores revolucionarios” como prueba de una transformación exitosa hecha por el pueblo, que podría ser emulada en América Latina, independientemente de la dimensión religiosa. Finalmente, el país ha demostrado su utilidad para ayudar a Venezuela a recuperar su industria petrolera, que ha estado en declive desde la muerte de Hugo Chávez en 2013, invirtiendo miles de millones de dólares en refinerías, oleoductos, campos petroleros y, lo que es más valioso, en facilitar las exportaciones.
La nación persa tiene diversas inversiones en Venezuela: después de enero de 2023, Irán exportará miles de automóviles a Venezuela como parte de un acuerdo de cooperación de 20 años firmado a mediados de 2022. Una de las cadenas de centros comerciales más grandes de Irán abrió una sucursal en Caracas en 2020. Hay un vuelo directo que conecta las dos capitales. Estas operaciones han ayudado a ambos países a esquivar las sanciones y vender sus productos sancionados en diferentes mercados.
Conclusión: Consecuencias para la región
Habiendo revisado las principales razones que explicarían por qué la izquierda en América Latina ha abrazado la propaganda rusa e iraní, este artículo concluirá tratando de establecer las consecuencias que tal participación tienen para el desarrollo. En primer lugar, hay una implicación directa para la democracia: los principales aliados de Rusia en la región son los tres países no democráticos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Putin ha fortalecido estos regímenes con ayuda, vacunas contra el Covid-19 y la gripe, apoyo técnico y asistencia militar, y millones de dólares.
Aunque las democracias en América Latina son defectuosas, estas han fomentado desarrollos internos beneficiosos como la observancia de los derechos humanos, los beneficios laborales, las políticas sociales y, lo que es más importante, los gobiernos alternativos. Con el resurgimiento de los gobiernos de izquierda después de 2018, existe un riesgo de que algunos gobernantes intenten seguir el camino ruso e iraní, a saber, el autoritarismo y las limitaciones de los derechos políticos, que ponen en peligro nuestros ya frágiles sistemas.
Económicamente, el impacto de Rusia en la región ha sido menos consecuente. Después de la invasión ucraniana, algunos sectores se vieron afectados negativamente por los límites al comercio con Rusia debido a las sanciones occidentales. Algunos ejemplos son los productores de banano de Ecuador, los exportadores de carne en Colombia y Argentina, y los agricultores que dependen de los fertilizantes rusos y/o ucranianos.
En América Latina, la propaganda rusa e iraní ha encontrado una audiencia receptora que, según el Latinobarómetro de las Américas, no tiene confianza en sus líderes políticos porque la corrupción ha socavado la legitimidad de estos, y que no cree en sus instituciones democráticas porque no han logrado prestar servicios públicos a una proporción significativa de la población. Estos factores han creado un terreno fértil para que la propaganda rusa e iraní se afiance y se propague fácilmente.
1En septiembre de 2021, comenzaron las protestas en Irán como respuesta a la muerte de Jina Mahsa Amini mientras estaba bajo la custodia de la Policía de la moral, fuerza religiosa islámica encargada de hacer cumplir el código de vestimenta islámico en público. El gobierno respondió reprimiendo a los manifestantes y condenando a algunos de ellos a la pena de muerte. Según BBC, a diciembre de 2022, el gobierno de Irán reconoció que más de 300 personas habían muerto en las protestas.
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